A una mujer musulmana, Fátima Hssisni, citada en la Audiencia Nacional por el juez Javier Gómez Bermudez, para que declarara como testigo en el juicio que se está celebrando contra un grupo de yihadistas, no se le ocurrió mejor idea, que presentarse luciendo un gurka que la cubría por completo.
El hecho de utilizar esta prenda, representa el grado de sometimiento que mediante las retrógradas leyes de una secta, en este caso la musulmana, ejerce el hombre sobre la mujer. Desconozco, si alguna Sura del Corán recomienda que la mujer tenga que usarlo o si el gurka tiene su origen en la caprichosa interpretación que hacen los fieles de sexo masculino, de este libro “sagrado”, pero resulta insultante y es contrario a los derechos de igualdad, que como ser humano tiene la mujer.
Estoy en contra del monoteísmo, porque es origen de las mayores y más retorcidas aberraciones que puedan existir y porque lejos de aportar valores al ser humano, ha provocado que sus seguidores más radicales, sean estos judíos, católicos o musulmanes, cometan todo tipo de atrocidades en nombre de su tiránico Dios.
Esperaba, iluso de mi, que las feministas radicales y las asociaciones que aseguran velar por los derechas de la mujer, pusieran el grito en el cielo al ver a Fátima caminando por las calles con semejante atuendo, pero tanto unas como otras han guardado un bochornoso silencio. Es posible, no lo se porque no entiendo de moda, que el motivo de su silencio tenga que ver con que el modelito de gurka que lucía la susodicha Fátima, fuera de lo más inn, de lo más pop y de lo más fashion, y eso las haya encandilado cosa fina.
De todas formas, ya estamos acostumbrados a que las asociaciones feministas monten el numerito por cosas en demasiadas ocasiones banales, como por ejemplo; porque las esquemáticas figuras que aparecen en los semáforos, representen solo una imagen masculina, lo cual les hace sentirse ignoradas. Porque salga una teta en televisión, etc.
Pero acostumbran a mirar para otro lado, ante el hecho de que en los organismos oficiales, a igual trabajo, la mujer cobre hasta un 22% menos de sueldo que su compañero varón. Y tampoco se manifiestan ante la Conferencia Episcopal, sabiendo que la retrógrada Secta Católica sigue defendiendo un modelo social machista.
Viendo lo que hay, lo más probable es que el tema del gurka también les resbale.
CHE-CHU
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